
Sevilla 8 de septiembre de 2020.- La pandemia avanza, el diario del confinamiento ha descansado en el ferroagosto sevillano, como descansan los pavimentos de la ciudad en el octavo mes del año. Todo estaba correcto, hasta que una vez más esta terrible pandemia ha puesto de manifiesto, que ni la gente ha estado a la altura, ni los políticos tienen intención de hacer algo.
Sirva como ejemplo de lo anterior el sector de la educación, desde el mes junio que ya se aprobó la guía del ministerio de educación en Andalucía no se ha hecho absolutamente nada. Juanmita ha debido estar muy ocupado bañador en ristre entre sangría y copa de manzanilla, de Sanlúcar eso sí…que si no Marín… No ha aparecido ni una sola medida para paliar la pandemia hasta finales de agosto, cuando ya las asociaciones de profesores, sindicatos y demás entidades han empezado a clamar algún plan.
Por otro lado Bendodo, dando siempre cifras, 4.000 test al día dice que se hacen en Andalucía, cualquiera diría que es una cifra elevada, pero en la región de España con más población sale que solo hace 85 PCR´s por día y hospital, algo totalmente insuficiente, por decir algo… la realidad es que si usted se pone enfermo, no tendrá cita de atención primaria por teléfono hasta, con suerte, 4 ó 5 días, si es que no le dicen directamente que en no hay cita hasta dentro de 14 días, después de esos 4 días, no tendrá cita para hacerse su PCR hasta pasados otros 5 días y el resultado no llegará pasados 3 días más. En definitiva, si usted se ha contagiado y va por la vía publica establecida, tiene que esperar a saber si es positivo o no 15 días, si en esos 15 días usted se encuentra peor, vaya poniéndole una vela a San Pantaleón.
Todo lo anterior afecta y de que manera, al mundo del trabajo, ¿de verdad hay algún dirigente político que piense que si en una empresa hay contagios la gente va a estar sin cobrar en sus casas 15 días hasta las pruebas y otros 15 de cuarentena? Ciertamente lo pensarán, porque no han trabajado en su vida.
En el mes de Julio, ya se fraguó por parte de Europa el nuevo Plan Marshall, eso sí después de que haya habido una grave crisis entre países, de la cual tengo dudas si se saldrá sin consecuencias. Ya lo dijo Anguita: “en el tratado de Maastricht enajenamos la política económica y la política monetaria, el meollo mismo del estado”. El Euro-escepticismo es la creencia de que la Unión Europea es simplemente una gran mentira. En semanas hemos visto como los países denominados “frugales” por no decirles insolidarios, han puesto en serios apuros al resto. ¿Cómo es posible que 5 países pongan en jaque a otros 22? Las paradojas de esta Europa que no sabe dónde va, ni ya recuerda de donde viene.
La realidad de toda esta pandemia está donde precisamente la gente no pone el foco. Ya nadie recuerda la crisis económica del 2008, ni la social del 2012. Este virus está sacando a relucir el problema de fondo: Décadas de dejadez pública, de políticos mentirosos, de asesores mediocres, y de una población sin alma. No hay sitio en el colegio Valdés Leal para bajar la ratio, el colegio se construyó hace más de 40 años. Para atender a menos de la mitad de los alumnos que tiene ahora. ¿Cómo se quiere ahora mejorar en seguridad? ¿Como se quiere atender a pacientes en una atención primaria donde no se contrata lo que se debe desde hace ya tres décadas? ¿Cómo se pretende atender a personas mayores adecuadamente si las autonomías solamente dan dinero de subvención a las residencias de ancianos, sin controlar y sin hacer adecuadas inspecciones a los centros?
El virus no es una pandemia únicamente sanitaria, ha visibilizado las miserias de nuestro estado de bienestar, que no aguanta más los envites de la privatización de los sectores públicos, ni los políticos fantoches de la falsa y complaciente socialdemocracia. Una vez escuché decir a Pepote que el problema de la socialdemocracia era que con la caída del muro de Berlín el sistema económico que contrapesaba al capitalismo había desaparecido, lo que no dijo, es que los políticos socialdemócratas también habían desaparecido.
La tarde ya cae en el viejo San Jerónimo, las pintadas y los trapicheos se ven cada vez más junto a las infraviviendas del patronato. El falso carril bici ya luce como si no hubiera estado nunca, y las patrullas de la policía multa a viandantes sin mascarilla. ¿también han multado en los Remedios?¿En Nervión?, o ¿es que allí son más cívicos? Navarro Antolín ya se está ganando la convidá en ciertos bares de su querida Sevilla Intramuros, yo le invito a que salga de la Sevilla Gentrificada que él mismo con sus artículos invita a construir día a día.
Los que sí han ganado con todo esto han sido los guardias de seguridad de las administraciones públicas, los que ya hacían de conserje, punto de información al ciudadano y verificador de armas. Ahora tienen en sus manos el poder de la aceptación o no, ante un servicio público, de ciudadanos sin ordenador. Casi tienen derecho de pernada, ante contribuyentes que tienen la necesidad de acudir a las administraciones para tramites. Nadie contesta los teléfonos de la seguridad social, ni del sepe, ni de hacienda. La nueva palabra favorita de los funcionarios es Cita Previa. Ellos no se van a contagiar seguro, es indecente lo que está pasando en las administraciones y que puede suponer al medio plazo la muerte de lo público, la administración no puede funcionar solamente con este método. Las heridas no las puede curar un medico por telemedicina, en definitiva, los ciudadanos merecemos algo más de atención, de respeto y de ayuda. Porque detrás de toda esta bazofia purulenta que supone lo anterior, hay ciudadanos que pagan sus impuestos, trabajan presencialmente y exponen su salud, para que al menos, no decida el de Prosegur, haya alguien tras el teléfono y el médico le dedique 10 minutos al trimestre.
En definitiva, que esta nueva normalidad se parece mucho a la anterior, los colegios están igual que en marzo, la sanidad igual de hundida o más, los juzgados de lo social igual, los periodistas autóctonos como siempre, los políticos también, aunque llevemos mascarillas, eso sí, lo que parece totalmente nuevo es que hay menos bares en el centro, que no está nada mal, y como dice mi amigo Juan, hasta los toreros piden dinero.